jueves, 3 de mayo de 2007

pequeño recorte de percepción nocturna

Jugué todo el viaje con un plastiquito entre los dientes mientras me interesaba en historias medievales que involucraban a personajes de extraños nombres que me convirtieron en una arrojada del colectivo cuando, tarde, pude notar que casi se iba por la ventanilla mi parada.Bajé en un Congreso casi nocturno que me descubrió oficios que me han interrogado de más pequeña: hombres con pegamentos y descargas, verdaderos trasnochados que se entrecruzaban con otros trasnochados que parecen encontrar la distracción (detrás de vidrieras culinarias) en la mezcla de nicotina y facturas.No sé si por mi relajo de haberme dañado neuronas toda la noche con sonoras estimulaciones o por estar encerrada en una pollera, o por la sencilla alegría de estar cerrando círculos imperfectos, es que las cuadras se alargaron entre los bolsos turísticos que se mezclaban con los porteñamente conocidos bolsos-casas de quienes no dejan de ser rastros durante las noches, su techo "homless"necesario.

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