Bocas del aire

Ella se complace con sus mil bocas
Así recibe la caricia en la zona justa
pero
no es fiel
más que a su propio cuerpo.



Ella puede cambiar de él y cambiarlo
sólo con una mano en la cintura
y la otra en sus labios.
Otra que ciñe un poco más acá su abdomen.
Otra, que es otra más,
pero que suele hacer su recorrido
dentro de la misma cintura,
que no es otra que la de la otra mano.

Ella podría pensarlo más rápido,
o más distinto.
Pero no puede sentirlo más que con sus dedos
que lo imaginan
hoy
a él sólo.

Sabe adonde se ahoga en su piel.
Nada más llegar al punto la aburre.
Hay no sorpresa
pero también no desilusión.
Ni diversión
Ni el peso de otro cuerpo
Ni una consistencia
que podría o bien ser un abrazo,
luego de que se haya alcanzado el golpe
Interior.
O también, bien
podría ser una espalda llena de lunares que roncan
en el alcance,
luego de este.

No hay encuentro
Pero tampoco esfuerzo que grita
hasta que es bramido céntrico,
que se expande en cuerpo y nervios.

Sólo uno solo
a su propia vez tiene que sentir.
No hay que alcanzar otro
ni ralentizarse para convenir
en el tempo sexual.


Ella, su imaginación

Se busca.
Trata de alcanzarse
para poder sobrepasarse.
Y tener esa sensación de salirse del cuerpo.

Sola
con
las
Bocas de la mente.

Él es sus manos.

O Ellos también podrían serlo
si lo dispone
su orgía de ideas.

Practica algo parecido
al
abc del six, sax, sex.

Trata de llegar donde el amor no ha ido.

Suele investigar El punto exacto
Y no le pesa más que el vacío.

Se encuentran.
Por un rato
en su pensamiento.
En su placer más autista.
El de caer en sus propios lugares
más comunes.