domingo, 11 de enero de 2009

Salir a la calle es todo un esfuerzo. Me tengo que predisponer el día, todo, para hacerlo. Peiname, bañarme, ordenarme. Ordenarme es el esfuerzo: comer cuatro veces por día, comer lo “que se debe comer”, hacer planes que salgan de mi y mis deseos: es un esfuerzo.
Me está más cercano enredarme y pensar que tu no tal vez es un tal vez o que tal vez tenés miedo de mi no, o que la falla soy yo que no te da señales, ¿De qué?

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